El diario de Juan Pérez, chofer de un funcionario
Crónica:
Martes 24 de Agosto 2010; Juan Pérez, se sienta en el bordé de su cama, busca una encendedora y mira la hora de su Relo, son las 5 de la mañana, su esposa le pregunta sí ya es la hora de irse ha trabajar, él le responde que ya es hora de marcharse al trabajo. Pérez, se pára de la cama y se estira, y todos sus huesos suenan como tambores, al decir verdad, diariamente Juan, duerme en el bordé de su cama, en compañía de su esposa y 3 niños más, 2 varones, y 1 hembra, cerca de la cama está otra niña de 5 meses de nacida, los otros 3, tienen edades de 8, 7, 6, años de edad. Su profesión es manejar vehículos de motor desde juventud, en la actualidad tiene 48 años de edad, y su esposa Elida Suero, tiene 25 años de edad, no trabaja y le gusta la bebida, fumar cigarrillo, y juega baraja. Su residencia es una habitación en los Alcarrizos; Juan se desplaza todos los días en un motor 70, para llegar hasta la residencia de su jefe, quien vive en arroyo hondo y es un funcionario privado. Su nombre Javier Castillo Calderón, un conocido empresario e influyente en el gobierno, con mucha responsabilidades sobre sus hombros y manejando todos los millones de la economía nacional tanto en dólares como monedas del país. El señor Castillo, todos los días alaba el cumplimiento de su chofer, Juan Pérez, pero a olvidado una serie de promesas que les a hechos a su cumplidor, eficaz, serio, e inteligente, jornalero, compañero en los afanes diario, de la proezas y habilidades empleada por la mente enferma de la avaricia, que posee como un personaje de las altas sociedad. Juan, comienza a usar estrategias para mandarle un mensaje a su patrón de que esta en problema; luego de haberse pasado las mano por la cabeza, baria veces, Pérez, comienza ha llorar, al lado de su jefe; Javier, les dice a su chofer, que detenga el vehículo, el señor Pérez, se detiene y les dice, que lo disculpe pero es que mi situación es muy difícil, y no puedo más con ella. Juan, les recuerda al señor Calderón, que en 20 años que tiene con él, nunca les a exigido un aumento de sueldo, pero que ya no encuentra que darle de comer a sus 4 hijos. Castillo Calderón, lo invita salir del vehículo y se sientan en un banco, en los alrededores de una estatua de un libertador de la patria,
Y entonces les dice; usted es un malagradecido, yo, a usted ordene en mi casa que saquen la comida, el desayuno, la cena, te aumente tu sueldo de 5000,00 te lo lleve a 7000,00 pesos mensuales, sin contar los 50, pesos que le doy todos los días, para la gasolina de su motor; que me importa ha mi el problema de su familia, yo también tengo los mió, y no me le ando quejando a nadie. Javier Castillo, en el mismo momento cancelo al chofer del cual tanto decía sentirse orgulloso, el hombre que estaba a su lado desde la 5 de la mañana, hasta la 11, y12 de la noche, el compañero de 20 años, el hombre que le encubría todas sus infidelidades, el guarda espalda cuando iba al banco a depositar las grandes sumas de dinero. Valla mañana a la oficina a buscar su dinero que les toca, no quiero verle la cara más; búsquese otro trabajo que le pague más que yo. Fueron las palabras de un ser humano despiadado, sin escrúpulos, sin corazón, endiosado por la grandeza del poder, traficante de influencia, caudillo de la jerarquía, heredada por sus antecesores. Juan, hoy allegado más temprano que todos los días, su rostro es de un semblante pálido, entristecido, cabizbajo, lánguido, derrotado; su mente baga los senderos de la desesperanza, busca una salida para presentarla a su peleona mujer, a su mente se asoma una mentira, que lo protegerá de las maldiciones de su concubina, por el momento, pero que al final será peor que la cancelación de su trabajo.
Cuando Elida, se entero de lo sucedido se fue de la casa, abandono a Juan Pérez, y sus 4 hijos. Hoy Pérez, se gana la vida en su motor, como motoconchó.
Crónica:
Martes 24 de Agosto 2010; Juan Pérez, se sienta en el bordé de su cama, busca una encendedora y mira la hora de su Relo, son las 5 de la mañana, su esposa le pregunta sí ya es la hora de irse ha trabajar, él le responde que ya es hora de marcharse al trabajo. Pérez, se pára de la cama y se estira, y todos sus huesos suenan como tambores, al decir verdad, diariamente Juan, duerme en el bordé de su cama, en compañía de su esposa y 3 niños más, 2 varones, y 1 hembra, cerca de la cama está otra niña de 5 meses de nacida, los otros 3, tienen edades de 8, 7, 6, años de edad. Su profesión es manejar vehículos de motor desde juventud, en la actualidad tiene 48 años de edad, y su esposa Elida Suero, tiene 25 años de edad, no trabaja y le gusta la bebida, fumar cigarrillo, y juega baraja. Su residencia es una habitación en los Alcarrizos; Juan se desplaza todos los días en un motor 70, para llegar hasta la residencia de su jefe, quien vive en arroyo hondo y es un funcionario privado. Su nombre Javier Castillo Calderón, un conocido empresario e influyente en el gobierno, con mucha responsabilidades sobre sus hombros y manejando todos los millones de la economía nacional tanto en dólares como monedas del país. El señor Castillo, todos los días alaba el cumplimiento de su chofer, Juan Pérez, pero a olvidado una serie de promesas que les a hechos a su cumplidor, eficaz, serio, e inteligente, jornalero, compañero en los afanes diario, de la proezas y habilidades empleada por la mente enferma de la avaricia, que posee como un personaje de las altas sociedad. Juan, comienza a usar estrategias para mandarle un mensaje a su patrón de que esta en problema; luego de haberse pasado las mano por la cabeza, baria veces, Pérez, comienza ha llorar, al lado de su jefe; Javier, les dice a su chofer, que detenga el vehículo, el señor Pérez, se detiene y les dice, que lo disculpe pero es que mi situación es muy difícil, y no puedo más con ella. Juan, les recuerda al señor Calderón, que en 20 años que tiene con él, nunca les a exigido un aumento de sueldo, pero que ya no encuentra que darle de comer a sus 4 hijos. Castillo Calderón, lo invita salir del vehículo y se sientan en un banco, en los alrededores de una estatua de un libertador de la patria,
Y entonces les dice; usted es un malagradecido, yo, a usted ordene en mi casa que saquen la comida, el desayuno, la cena, te aumente tu sueldo de 5000,00 te lo lleve a 7000,00 pesos mensuales, sin contar los 50, pesos que le doy todos los días, para la gasolina de su motor; que me importa ha mi el problema de su familia, yo también tengo los mió, y no me le ando quejando a nadie. Javier Castillo, en el mismo momento cancelo al chofer del cual tanto decía sentirse orgulloso, el hombre que estaba a su lado desde la 5 de la mañana, hasta la 11, y12 de la noche, el compañero de 20 años, el hombre que le encubría todas sus infidelidades, el guarda espalda cuando iba al banco a depositar las grandes sumas de dinero. Valla mañana a la oficina a buscar su dinero que les toca, no quiero verle la cara más; búsquese otro trabajo que le pague más que yo. Fueron las palabras de un ser humano despiadado, sin escrúpulos, sin corazón, endiosado por la grandeza del poder, traficante de influencia, caudillo de la jerarquía, heredada por sus antecesores. Juan, hoy allegado más temprano que todos los días, su rostro es de un semblante pálido, entristecido, cabizbajo, lánguido, derrotado; su mente baga los senderos de la desesperanza, busca una salida para presentarla a su peleona mujer, a su mente se asoma una mentira, que lo protegerá de las maldiciones de su concubina, por el momento, pero que al final será peor que la cancelación de su trabajo.
Cuando Elida, se entero de lo sucedido se fue de la casa, abandono a Juan Pérez, y sus 4 hijos. Hoy Pérez, se gana la vida en su motor, como motoconchó.
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