Cólera, reelección, e intoxicación
Bartoto Boyer:
boyeregard@gmail.com
Opinión
Somos una nación de hombres y mujeres forjadores de instintos partidarios de criterios individuales; pero a todo nos duele nuestra tierra, hasta el momento sólo tenemos los pronósticos de tormentas; sí verdaderamente creemos en las estructuras equilibrante de un aparato gubernamental, debemos enfocarnos en la trayectoria de una visión futurista y permitirle a los forjadores de los cambios y transformaciones en los lineamientos de organizaciones políticas, aupar el cambio sistemático en el desarrollo nacional. Vamos hacernos la idea de que nuestro país, es una empresa con un administrador capacitado y probado en diferentes situaciones institucionalmente empresarial; los movimientos ejecutado por ese ejecutivo, ha impedido que aún con déficit, la corporación se a mantenido dando los servicios prioritarios. Ha mi entender las situaciones que ponen en tela de juicio los logros alcanzados por el gobierno Dominicano, son eventualidades propia de una nación en proceso de desarrollo; es bueno alimentar las neuronas de un mandatario que persigue un papel de connotación histórica, en el ejercicio gubernamental de nuestro país. Para exigirle por la tolerancia de subalternos incapaces de imitar los lineamientos trazados por su mandatario. Tratar de dañar la imagen de una gestión, es atentar contra los principio básico de una sociedad, los servicios públicos son los ejes centrales y compromiso de un gobierno; la guerras empresariales no pueden perjudicar las vidas inocentes de cientos de niños y niñas carentes de recursos básico sustánciales. Las entidades causantes de tan desagradable situaciones, merecen ser expulsada de las agendas colectivas, propulsora de los llamados concurso. Debemos aunar efusos para enfrentar la epidemia del cólera, somos una isla, y queramos o no tenemos una frontera, y las filtraciones son nuestro mayor enemigo. La misma tolerancia que percibimos en los puestos militares, es lo que nos hace vulnerable ha adquirir la tediosa enfermedad.
Bartoto Boyer:
boyeregard@gmail.com
Opinión
Somos una nación de hombres y mujeres forjadores de instintos partidarios de criterios individuales; pero a todo nos duele nuestra tierra, hasta el momento sólo tenemos los pronósticos de tormentas; sí verdaderamente creemos en las estructuras equilibrante de un aparato gubernamental, debemos enfocarnos en la trayectoria de una visión futurista y permitirle a los forjadores de los cambios y transformaciones en los lineamientos de organizaciones políticas, aupar el cambio sistemático en el desarrollo nacional. Vamos hacernos la idea de que nuestro país, es una empresa con un administrador capacitado y probado en diferentes situaciones institucionalmente empresarial; los movimientos ejecutado por ese ejecutivo, ha impedido que aún con déficit, la corporación se a mantenido dando los servicios prioritarios. Ha mi entender las situaciones que ponen en tela de juicio los logros alcanzados por el gobierno Dominicano, son eventualidades propia de una nación en proceso de desarrollo; es bueno alimentar las neuronas de un mandatario que persigue un papel de connotación histórica, en el ejercicio gubernamental de nuestro país. Para exigirle por la tolerancia de subalternos incapaces de imitar los lineamientos trazados por su mandatario. Tratar de dañar la imagen de una gestión, es atentar contra los principio básico de una sociedad, los servicios públicos son los ejes centrales y compromiso de un gobierno; la guerras empresariales no pueden perjudicar las vidas inocentes de cientos de niños y niñas carentes de recursos básico sustánciales. Las entidades causantes de tan desagradable situaciones, merecen ser expulsada de las agendas colectivas, propulsora de los llamados concurso. Debemos aunar efusos para enfrentar la epidemia del cólera, somos una isla, y queramos o no tenemos una frontera, y las filtraciones son nuestro mayor enemigo. La misma tolerancia que percibimos en los puestos militares, es lo que nos hace vulnerable ha adquirir la tediosa enfermedad.
