viernes, 9 de mayo de 2014

                                         “Un corazón de papel…”
Por: Bartolo Boyer Otaño


Relato                                                                                    

¡Mire usted pues…! “Yo que cabalgué tierras y mares…todos los linderos de la plebe…sin percance ningunos, ¡y de pronto! Cuán si fuera un “hechizo”, el “junco”, besa la luna…”   ¡No puede ser…! ¡No puedo creerlo…! ¡Esto está mal…! Tanto tiempo esperando un corazón baldío, para llenarlo con mis sentimientos puros y sinceros…y sin darme cuentas, soy victima de una jugarreta… carambola y suerte a la vez, de una mujer esbelta, de ojos bellos y piel de ceda… que, no guarda, ni recuerda, si la amas o la dejas (…), ¡algo sí! como un corazón de papel…
Ya nada se puede hacer… los “hilos con los que ayer bordaste, se enredaron en mi piel… ya no juegas mariquitas….”, tienes marcas del ayer… y en tus besos sin deseos… ¡Allí! ¡Allí! Allí, pude sentir un corazón de papel…
Y en un silencio moribundo, a los lejos pude oír, ¡se avecina un querer…! ¡Inesperada reacción! Sentí miedo, dudas y desvelo, se me nubló la razón (…), el anuncio me dejó triste, cabizbajo, sin ganas de volver a empezar… y en mi mente un “eco”, que rezaba: “No quiero encontrar un corazón muerto”, en las copias de papel…
Cual si fuera una musa, que me pone a soñar…en una vida tan divina y tan real… un cordero, un chiquero, un caballo, y un jardín lleno de rosas… y unos niños correteando sin parar…  jugando al Quijote…en la espalda de papá…  ¡son increíble…! como vuela la imaginación… 
No existe nada de nada… no hay drama, ni escena, no hay nada, en  tan sólo una noche de relación… ¡Excepto! ¿Qué pasará mañana (….), cuando vuelva a despertar…?   
¿Dónde viven las cigüeñas? Pregunté: ¡Yo lo quisiera saber…! ¡Una mujer tan hermosa y no tiene un bebe…!  ¡Caray! Y un anciano que fumaba su pipa, en un zaguán, con la mirada perdida hacia el horizonte, donde muere  el sol… de nombre: Kintín Del Barrio, respondió diciendo: ¡Pues, mire mi forastero! Algo usted desconoce y lo tiene que saber, aquí todo mundo tiene las fechas y las horas… y conoce el manantial, para saciar su sed… y sentir  a plenitud… sin compromisos ningunos…ni preguntas molestosas, como son: ¿Dónde tú estaba…? ¿Para dónde vas…? ¿Me comprendes “cimarrón”, ( refiriéndose  a mi persona), a lo que yo respondí: ¡ Bien claro, y preciso, he comprendido señor…!
Según Del Barrio, las viejas leyendas, hacen dueto con el ayer…y dicen las malas lenguas, que esa joven del perfil… tiene mucho… y tiene poco... ¡nada nuevo la inmuta! Ella, vive y goza del placer… pero por dentro tiene un corazón de papel…  
Un viaje que no olvidaré… una aventura que no soñé… debilidad o seducción (…), ¡Eso no lo sé…! Pero las faldas de las mujeres me ponen  un poco saladito… (No paro de sudar…), Escapé de mil batallas… y me esperó la ocasión… el más propicio escenario, donde pierde la razón… y donde se juegan a la ruleta rusa, apostando el corazón… ella duerme, y yo la miro, la observo, la contemplo… nada me quiero perder; su cuerpo, su delicadas manos, su parte más femenina… sus pechos maternales, (sin nada de alteración… más que, un pequeño lunar en la parte posterior del seno izquierdo).
“Sigo alucinando…”, y calmo mi ansiedad, rosando mis dedos por mi olfato…en ellos permanece aún la esencia de su aroma… sería una locura (…), amar a una mujer que acabo de conocer… quien yace en una cama desnuda, (imágenes al estupor…), en poses improvisadas… a quien sólo conozco como  por el seudónimo “Linda”, (La mujer de la estación), ¿…? Si es falso, no lo sé… somos impostores los dos (…), sin  testigos, ni besos de despedidas; para ella, sólo un adiós…
(En lo más profundo dela tristeza, “vive un canto de alegría”, que con sus lágrimas y alevosía  les dan fuerzas a la emoción… y como cantos de sirena, anuncian como sufre el corazón… ya no duele, ya no siente, ha perdido el valor… enmudece la ternura y se muere el corazón… ¿Dónde viven las caricias…que ayer irisaron mi piel…?  Suavemente y escurridiza  se ha escapado mi bien… siluetas de pantomimas, acompañan el vaivén… ilusiones que se que se pierden, en corazón de papel…)
Y seguiré rodando…caminaré por las veredas, conquistando la suave visa de la pradera… (No sin antes saber, ¡que ella, alteró mis venas!  Pues, yo inocente sin saber, que en su pecho ella guardaba un corazón de papel… (El tiempo vuela… y la historia queda…).