Los pueblos y sus cambios
de políticas
Por: Bartolo Boyer O
boyeregard@gmail.com
verdadenverdad@hotmail.com
Carta de mi baúl
La materia prima de un régimen no importa cual sea, son las masas. América Latina,
ha sido la región históricamente más lastimada por sus líderes, quienes han implementado a través del tiempo en sus
programas de gobiernos diferentes plataformas, tendentes muchas de ellas al fortalecimiento de las institucionalidad de
dichas organizaciones, pero alejadas de la gran mayoría, que son los más desposeídos
y quienes casi siempre están ausentes en
los listados de los partidos políticos.
La clase marginada ha sido ignorada
en sus reclamos por los que ostentan el
poder en sus diferentes demarcaciones, en cambio la burguesía “se ha servido
con la cuchara grade”, en los certámenes electorales, posicionando
los gobernantes de su preferencia. Hoy la llamada política neoliberal, sufre
desgastes en sus herramientas burocráticas, de forma irreparables en el seno de
sus mayores propulsores. Y es entonces cuando surgen las aplicaciones y
ejecuciones de estrategias institucionales,
para contrarrestar los logros de
un muevo modelo en la política regional.
El comandante Hugo Chávez Frías, presidente de Venezuela, presento un
proyecto de nación y una política enmarcada en la educación y la vivienda, y su
Ley de tierra, aprobada en el 2002 en decreto con fuerza de ley, para la expropiación
de latifundios y tierra aparentemente improductivas, para dársela a quien la
quiera trabajar, para la seguridad alimentaria. Esta acción fue apoyada por los
campesinos sin tierras y asalariados, pero criticada por los empresarios,
terratenientes, la oposición venezolana en general.
Este proceso de Chávez, que
buscaba poner los desposeídos de su nación, como el motor productivo, entes que
generaran aumentos en el aparato
productivo del engranaje presupuestario, y ala vez un crecimiento en su economía; como sucedió en el año 2008 donde Chávez, anunció que, durante su gobierno, aumentó en un 45% la
superficie cosechada, igual que las importaciones de alimentos, la cual se quintuplicaron, convirtiendo a Venezuela en un
país altamente dependiente del exterior.
El presidente de Brasil,
Luiz Inácio Lula da Silva, es uno de los principales líderes políticos de
América Latina.
Da Silva, dueño de un manejo pulcro en la política económica brasileña, que muchos países quisieran poseer, terminó su mandato con una administración que hoy en día constituye un tema de suma relevancia en Brasil, puesto que es la principal economía de América Latina y es la décima economía mundial en términos del Producto Interno Bruto (PIB).
En este sentido, el mandatario brasileiro, es uno de los presidentes de la región que finalizó su segundo mandato con mayores índices de popularidad en el año 2010. Muchas fueron las interrogantes y expectativas, acerca de la política económica que se llevaría a cabo durante su gestión, dada su raíz ideológica y la política económica realizada por su antecesor, Fernando Enrique Cardoso.
En la misma dirección y con matices, destinados al huerto donde yacen las calderas del individualismo, el presidente Danilo Medina Sánchez, quien inició su carrera política en el PLD en el año 1973, junto a sus compañeros del Frente Universitario Socialista Democrático (FUSD), apoyando al profesor Juan Bosch y su proyecto de fundar el Partido de la Liberación Dominicana. Medina, posee el grado más sobresaliente como discípulo con mayor capacidad político entre los más avanzados de su generación y en 1974 participó activamente en la Fundación del Frente Estudiantil de Liberación (FEL), la nueva organización estudiantil que promovía las orientaciones políticas de Juan Bosch.
Da Silva, dueño de un manejo pulcro en la política económica brasileña, que muchos países quisieran poseer, terminó su mandato con una administración que hoy en día constituye un tema de suma relevancia en Brasil, puesto que es la principal economía de América Latina y es la décima economía mundial en términos del Producto Interno Bruto (PIB).
En este sentido, el mandatario brasileiro, es uno de los presidentes de la región que finalizó su segundo mandato con mayores índices de popularidad en el año 2010. Muchas fueron las interrogantes y expectativas, acerca de la política económica que se llevaría a cabo durante su gestión, dada su raíz ideológica y la política económica realizada por su antecesor, Fernando Enrique Cardoso.
En la misma dirección y con matices, destinados al huerto donde yacen las calderas del individualismo, el presidente Danilo Medina Sánchez, quien inició su carrera política en el PLD en el año 1973, junto a sus compañeros del Frente Universitario Socialista Democrático (FUSD), apoyando al profesor Juan Bosch y su proyecto de fundar el Partido de la Liberación Dominicana. Medina, posee el grado más sobresaliente como discípulo con mayor capacidad político entre los más avanzados de su generación y en 1974 participó activamente en la Fundación del Frente Estudiantil de Liberación (FEL), la nueva organización estudiantil que promovía las orientaciones políticas de Juan Bosch.
Desde
entonces, ha recorrido todas las etapas de la organización y se ha desempeñado
en múltiples funciones: vice-secretario de Organización del PLD, miembro del
Comité Central y miembro del Comité Político. También ha sido seleccionado como
Jefe de Campaña para las elecciones de 1994, las últimas en las que participó
el Prof. Juan Bosch como candidato a la Presidencia de la República, y
posteriormente para las elecciones de 1996, que culminaron con el triunfo
electoral del Dr. Leonel Fernández Reyna, candidato presidencial del Partido de
la Liberación Dominicana.
A penas a un
año y tres meses de gobierno, en su tierra de gente con caras tristes, y
esperanzas preñadas de sueños e inquietudes, convulsionan las opiniones, en las
esferas tradicionales donde los actores son los de una oposición corrompida y
perversa, capaces de inventar temas trascendentales que no subsisten por si mismo;
por carecer de fundamento y base legar que lo sustenten como un reclamo
generalizado.