El premio a
la lealtad… es el Relevo.
Por: Bartolo
Boyer Otaño
boyeregard@gmail.com
Opinión
Más temprano que tarde… todos los partidos políticos deben
renovar sus principales eslabones y cambiar las caras de sus representantes protagónicos en los cargos directivos, para dar signos y
connotación de que se ejerce la verdadera búsqueda de la democracia y libertad en el seno
donde habitan
los más radicales de una organizaciones políticas.
Es tiempo del relevo. El relevo es: el reconocimiento y el respeto
a quienes sustentan la capacidad de esperar; el extremismo
en cambio es cancerígeno, abominable,
propiciador de conflictos internos y causantes de divisiones irreparables,
capas de cobrar sus consecuencias en torneos electorales.
Es fundamental no esperar que prescriba;
si ante la vulnerabilidad somos participes de aceptar con honestidad y carácter el final, de nuestro papel en la
funcionalidad del erario público.
Los fracasos de las primeras República
cuando intentábamos la autonomía de independencia y las llamadas anexiones, se debieron en gran manera al caudillismo
imperante en las decisiones de líderes tercos, que fusionaron su egocentrismo en tiempos y circunstancias
que obstaculizaban el desenvolvimiento de iniciativas dirigidas al
fortalecimiento de grupos y organizaciones. Seria bueno recordar el sinnúmero de jefes locales
que empezaron a disputarse el
poder y que aún en estos días no termina de erradicarse por completo el
caudillismo.
Es propicio hoy un relevo… para desmembrar viejas practicas dirigidas
en dirección retorica que obedecen únicamente al fortalecimiento de estructuras
centralizadas en detrimento del sistema democrático y estancamiento del desarrollo
del país. Si sucumbimos en esa dirección
y mostramos dobleces a las pretensiones
de ciertos personajes del accionar
político nacional, y dejamos al libre albedrío la circulación de la vieja práctica “el clientelismo”,
entonces somos participe de la forma de ejercer la hegemonía invertida como parte del trastrueque en el cobro
de las prebendas en su efecto obsequios.
El presidente Danilo Medina Sánchez, es precisamente
producto de una larga espera para asumir
“un relevo”, y es por eso que él más que nade sabe que es agotador cuando se
trata de ser elegido para asumir las responsabilidades de los cargos públicos en el Estado. En el
caso de Medina, fue “una osadía”, pero los resultados no se hicieron esperar,
pues ha traído consigo nuevas técnicas
y forma de cómo gobernar un país el cual el mismo ofrece parte de los recursos para manejar
su propia economía, sin distinción ni exclusión de bandería política, ni
de inclinarse hacia una clase que predomine en algún segmento de la población.
¿Dónde está el desarrollo y fortalecimiento de una
estructura política?
En el relevo; es
encarar los desafíos y conflictos que se presentan en la ejecución de políticas
partidarias y políticas públicas, no si antes conocer las directrices de los
líderes cabeceras en las distintas organizaciones. El consenso entre dirigentes
de diferentes partidos políticos es en
gran manera el objetivo a alcanzar como meta principal, en aras de un bien común.
Las organizaciones partidarias y las masas juegan roles protagónicos en las actividad bienes y
servicios, cuando uno de los dos se vuelve holgazán se asoma el caos, y se pierde parte del camino
recorrido puesto que los requerimientos
son a través de la subordinación.
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