"EL QUE ME DÉ LO MÍO VOTO POR ÉL"
Por: Bartolo Boyer Otaño
boyeregard@gmail.com
Reflexión
El valor absoluto de una democracia irracional en el criterio vago de los “sin conciencia”, es el comportamiento de quién individualmente escoge el camino del dame.
Nuestra sociedad como tal sucumbe ante las manipulaciones de los llamados a ejercer la vocación de servicio común, como actores principales en nuestra sociedad actual y en la vida publica; y como los representantes en las diferentes organizaciones políticas del país.
La cultura e idiosincrasia de nuestra nación, forjan cada vez más la percepción de carencias en las ideologías cotidianas de nuestras gentes, un pueblo enfrentado la falta de oportunidades, poca preparación académicas, criterios erráticos en el manejo del erario público.
Son eso los obstáculos y los motivos que dan rienda suelta a las ofertas y demandas en perjuicios de las conciencias y voluntades compradas por el poder político, en su trayectoria a la cima del poder; es la carencia o el poco escrúpulo de los entes sociales que esperan cada años eleccionario para vender su documento de identidad (cedula), al mejor postor.
Los militantes de los partidos políticos no alcanzan la lucidez ni el entendimiento para discernir y encontrar la visión correcta en sus actos irresponsables arrean la democracia que poseemos al abismo mismo: cuando por simples prebendas entregamos nuestras voluntades libres de elegir los cambios gobernativos en el país.
Es grave que 10 millones de habitantes según el último censo realizado por el gobierno, estén ajenos al bienestar colectivo por la ignorancia propia de incapaces que sólo les interesa obtener un cargo público: en la actualidad 6,430,827- son los votantes activos, datos obtenidos por Junta Central Electoral.
Consiente o inconsciente el futuro de la nación se decide en las urnas con el voto de aquellos que por una botella Ron, por 500 pesos, fundas de comidas, (arroz, aceite, habichuela, salami, salsa, tunas), una elecciones sin criterio, por un período de cuatros años, para dirigir los destinos, de quienes vendieron el derecho al cambio.
Es un golpe mortal ha la voz del indigente y las creencias humanas de creer en existencia de una verdadera democracia a la hora de elegir un gobernante.
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