¡Discurso oh Promesas!
Escritor: Bartolo Boyer Otaño
boyeregard@gmail.com
Análisis
El 27 de Febrero de cada año, los dominicanos celebran los símbolos patrios, esperanzado un día poder contar con la verdadera libertad de ser tomados en cuentas en las decisiones ejecutadas por los que dirigen la ´nación. Como un niño que espera un dulce, los padres de familias ponen su fe, en las horas de las mañana para no perder las secuencia de un discurso ofrecido en cede del palacio del Congreso Nacional, por el presidente de la republica; esta vez el doctor Leonel Fernández, quién es considerado un conciliador internacional, y sembrador de esperanza en los pueblos de su región, hizo uso de un tiempo pronunciando un sin numero de acontecimientos ya pasado, en las memorias de los dominicanos; quienes hoy por hoy esperan del presidente, joven, preparado, inteligente, dueño del apoyo norteamericano, y con un liderazgo solidó en su país. Pero las expectativas embriagaron las esperanzas de los ciudadanos, de los Campesinos, de las metrolis, de los barrios, de los callejones; son las acciones, no las predicciones, el país, es el productor del manjar de quienes viven en las Chozas, en los Ranchos, en las Casas, en las Residencia, en las Mansiones, y en los Palacios.
Un discurso sólo es discurso cuando complementa sus tres partes esenciales, sí su objetivo, no alcanza las expectativas esperada, se reconocerá en los tiempos venideros el desarrollo del mismo. Al igual que usted todos reconocen los meritos y los decretitos: se esperaba tomas de medidas ejemplares, ha sección de otros gobernantes, el presidente de la Republica Dominicano, ¡oye y ve! los meritos de un gobierno son notables cuando las decisiones no afectan a las masas desposeídas. Si la corrupción sigue su curso el país, no va ha creer en discursos; el alimento de la democracia es la justicia, si los deudores de buena conducta antes la sociedad, no son castigados, corremos el riesgo de crear un mal presente, en las cúspides, de quienes ostentan el poder. Las riquezas de unos pocos, pueden llevar las desconformidades a muchos. Las teorías influyen en quienes responden a los ideales de un buen comportamiento, la sociedad de hoy, es un poco más exigente, el aparato judicial no puede ser tímido, a la hora de juzgar o evaluar el comportamiento inadecuado de un funcionario publico, se debe facilitar la entrada a los investigadores de las irregularidades, en la instituciones del Estado.
Escritor: Bartolo Boyer Otaño
boyeregard@gmail.com
Análisis
El 27 de Febrero de cada año, los dominicanos celebran los símbolos patrios, esperanzado un día poder contar con la verdadera libertad de ser tomados en cuentas en las decisiones ejecutadas por los que dirigen la ´nación. Como un niño que espera un dulce, los padres de familias ponen su fe, en las horas de las mañana para no perder las secuencia de un discurso ofrecido en cede del palacio del Congreso Nacional, por el presidente de la republica; esta vez el doctor Leonel Fernández, quién es considerado un conciliador internacional, y sembrador de esperanza en los pueblos de su región, hizo uso de un tiempo pronunciando un sin numero de acontecimientos ya pasado, en las memorias de los dominicanos; quienes hoy por hoy esperan del presidente, joven, preparado, inteligente, dueño del apoyo norteamericano, y con un liderazgo solidó en su país. Pero las expectativas embriagaron las esperanzas de los ciudadanos, de los Campesinos, de las metrolis, de los barrios, de los callejones; son las acciones, no las predicciones, el país, es el productor del manjar de quienes viven en las Chozas, en los Ranchos, en las Casas, en las Residencia, en las Mansiones, y en los Palacios.
Un discurso sólo es discurso cuando complementa sus tres partes esenciales, sí su objetivo, no alcanza las expectativas esperada, se reconocerá en los tiempos venideros el desarrollo del mismo. Al igual que usted todos reconocen los meritos y los decretitos: se esperaba tomas de medidas ejemplares, ha sección de otros gobernantes, el presidente de la Republica Dominicano, ¡oye y ve! los meritos de un gobierno son notables cuando las decisiones no afectan a las masas desposeídas. Si la corrupción sigue su curso el país, no va ha creer en discursos; el alimento de la democracia es la justicia, si los deudores de buena conducta antes la sociedad, no son castigados, corremos el riesgo de crear un mal presente, en las cúspides, de quienes ostentan el poder. Las riquezas de unos pocos, pueden llevar las desconformidades a muchos. Las teorías influyen en quienes responden a los ideales de un buen comportamiento, la sociedad de hoy, es un poco más exigente, el aparato judicial no puede ser tímido, a la hora de juzgar o evaluar el comportamiento inadecuado de un funcionario publico, se debe facilitar la entrada a los investigadores de las irregularidades, en la instituciones del Estado.
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